Las nuevas enfermedades del XXI (II)
El 17% de las bajas laborales en Andalucía se deben a factores psicosociales
03-12-2007 - Ana: despedida por su labor sindical en un centro de Baeza
Ana María López Carrasco sabe muy bien lo que es la persecución en el
trabajo y el acoso. Lo padeció en el Centro Especial de Empleo de Baeza
(Jaén), que se dedica a la fabricación de productos de bollería
industrial para el grupo Oreo. Se trata de un centro con 31
trabajadores, de los que 22 presentan alguna discapacidad física, como
es su caso.
La trabajadora fue despedida a finales de 2005, aunque fue readmitida
poco después al ser declarado improcedente su despido, que ella vincula
a su condición de delegada de CC OO. Menos suerte tuvo su antecesora en
el sindicato, que se fue de la empresa tras una larga baja por
depresión por el acoso que sufrió en el trabajo. "En esta fábrica se
trabaja al ritmo de una máquina que no está adaptada a los
minusválidos", indica Ana María, que habla de ritmos de trabajo
acelerados, con descansos mínimos, desmotivación de la plantilla por
falta de mecanismos de promoción y, sobre todo, "mucho maltrato
psicológico".
Un reciente estudio determinó un nivel alto de riesgos psicosociales en
esta empresa, cuestión que ha sido denunciada ante el Servicio
Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales (Sercla). "El clima
de trabajo es insostenible", apunta Ana María, que pone como ejemplo el
alto nivel de absentismo laboral de la empresa.
Junto al estrés, la delegada sindical señala que un buen número de
trabajadores se encuentran afectados de lumbalgia. Al menos una decena
de empleados han llevado a juicio a la empresa por distintas anomalías,
uno de ellos por acoso laboral.
María: acoso sexual del jefe
María es el nombre figurado de una mujer que hoy trabaja en un
sindicato ayudando y asesorando a las personas que, como ella, han
sufrido algún tipo de acoso o persecución en el trabajo. Su calvario lo
padeció hace ya algunos años, pero las secuelas no se han borrado con
el paso del tiempo. Recién terminados sus estudios, empezó a trabajar
como administrativa en una empresa y pronto empezó a sufrir el acoso
sexual del jefe.
Así estuvo durante un año, que se le hizo eterno: "Llegué a pesar 43
kilos, no tenía ganas de comer y no dormía por la noche", recuerda esta
trabajadora que, según cuenta, no denunció el acoso por temor a perder
su empleo. "Era muy joven, era mi primer trabajo y yo no conocía nada
de los sindicatos".
Su marcha de la empresa fue la consecuencia lógica de una situación que
se hizo irrespirable. "Como vio que no conseguía nada, se vengó
ordenando al encargado una persecución hacia mi, sufrí un acoso moral
brutal". Al final, no le quedó más remedio que pedir la liquidación y
abandonar la empresa. "Ahora estoy mucho más sensibilizada sobre este
tema y, si me volviera a ocurrir algo parecido, tengo claro que no
tardaría en pararle los pies al acosador".
Mercedes: contra el estrés laboral
Mercedes Triviño es delegada sindical de CC OO en la empresa Digitex,
en La Carolina (Jaén), donde trabajan 600 personas. El comité de
empresa ha denunciado ante la Inspección de Trabajo la ausencia de un
sistema de evaluación de riesgos psicosociales, principalmente como
consecuencia de la situación de estrés laboral que, según dice Triviño,
sufren muchos trabajadores, entre los que se incluye.
La actividad de la empresa es la atención al cliente en temas de
telefonía móvil. La queja de los empleados es la tensión a la que se
ven sometidos por la limitación de los tiempos de respuesta que impone
la empresa. "Cuando se supera el tiempo medio por cada llamada nos
advierten, porque los beneficios de la empresa están en función del
volumen de llamadas", comenta Mercedes, que subraya que incluso ha
habido despidos por estos motivos.
Junto a compañeras como Adoración Martínez o Dolores Barastegui, del
comité de higiene en el trabajo, Mercedes trabaja ahora para normalizar
las relaciones laborales en la empresa. "El estrés laboral y la presión
con la que se trabaja es una situación que también afecta, y mucho, a
la vida familiar de los trabajadores", comenta.
GINÉS DONAIRE
El Pais