TLC y Empleo ¿Exportando trabajo precario?
Columnista invitado: Enrique Fernández
Maldonado Mujica (*)
En una de sus últimas acciones, el anterior gobierno prorrogó por 10 y 15
años la vigencia de las leyes 28015 (Ley de Formalización de la MYPE) y 27460
(Ley de Promoción Agraria), argumentando que favorecerán la inversión y el
empleo. Estas normas, aprobadas entre gallos y medianoche, suponen –además
de beneficios tributarios – estándares laborales y sociales menores a los del
régimen de la actividad privada (ver Cuadro).
¿Era necesario ampliar ambas leyes, considerando el boom exportador
experimentado por ambos sectores estos años? Anteriormente vimos el caso de la
agro-exportación y sus limitaciones redistributivas (www.cristaldemira.com,
15/5/06). Revisemos qué pasa en el sub-sector textil-confecciones, principal
producto de exportación no primario en el último quinquenio.
Según el MTPE, durante el 2005 las exportaciones del sector manufacturero
no primario (MNP) alcanzaron los US$ 4,277 millones (el 25% de las
exportaciones totales); creciendo 23% respecto del año anterior. El sub-sector
textil y de confecciones exportó US$ 1,274 millones, aumentando en 16.6%.
Desde el 2002, año en que se prorrogó el ATPA (vía el ATPDEA), este sub-sector
creció a una tasa anual de 8%.
Actualmente representa el 7.5% del total exportado, representando el cuarto
producto en importancia después de la minería, petróleo, pesca y el sector
agropecuario (Boletín Estadísticas Ocupacionales Nº 9, 2005).
¿Qué sentido tiene esta estandarización laboral "hacia abajo", dirigida al 8%
de empresas (en confecciones) y 24% (en textiles) del sector MNP vinculadas a la
exportación?
Una pista la da el propio MTPE: "La ventaja competitiva de la industria textil
radica en la rápida reacción ante la mayoría de los pedidos de moda en un corto
periodo de entrega" (léase, productividad).
"Las ventas de maquinaria crecieron 50% el 2005 por parte de los
subcontratistas, quienes (...) abastecen al 60% de la demanda del sector
confecciones destinada en su mayoría al extranjero (...) A este proceso se le ha
llamado tercerización. Las grandes fábricas (72 en total) mandan hacer sus
confecciones en diferentes lugares y tienen un servicio especializado para cada
una de sus prendas" (MTPE, Nº 9, p. 14).
La ampliación de ambas normas supone además una "camisa de fuerza"
para el actual gobierno. De aprobarse el TLC en los EEUU, éste contendría
cláusulas de protección frente a la denominada "expropiación indirecta". Con lo
cual, cualquier modificatoria normativa que afecte "expectativas" de ganancia de
las empresas sería susceptible de denuncias por incumplimiento del Tratado ante
tribunales arbitrales internacionales (Capítulo Décimo, www.tlcperu-eeuu.gob.pe).
La experiencia de México con el NAFTA nos adelanta los riesgos que ello
implica. Hay quienes reclaman la extensión de estos regímenes especiales y
temporales, argumentando razones de competitividad y formalización. Craso error.
La promoción de exportaciones siempre traerá beneficios al país. Hacerlo a
costa de los trabajadores, reduciendo beneficios sociales y laborales, es acentuar
la desigualdad (y la crisis social), además de resultar anti-estratégico (no
competitivo).
(*) Centro de Asesoría Laboral del Perú (CEDAL)