lun 04 sep 2006 07:15:00 CEST
Trabajos de miseria
Chile es uno de los países con más tratados
de libre comercio en el mundo y proyecta una imagen internacional llena
de vigor económico. Sin embargo, detrás de este espejismo de éxito hay
una serie de conflictos sociales sin resolver, como por ejemplo, la
situación de vulnerabilidad de los trabajadores.
De hecho, en la misma semana en que Chile anunció la
firma de los TLC con China y Perú, el Tribunal Constitucional vetó uno
de los principales artículos de la nueva Ley de Subcontratación que se
discutió hace meses en el Parlamento. O sea, mientras el Gobierno de
Michelle Bachelet festejaba por los acuerdos comerciales, los
trabajadores nuevamente sufrían una derrota en la lucha por sus
derechos. Y es así como funciona la economía chilena, simplemente,
privilegiando al capital y a la gran empresa, menospreciando la fuerza
laboral.
La Ley de Subcontratación será promulgada próximamente y representa un
avance en una materia donde los trabajadores han sufrido prácticas que
vulneran su dignidad y sus derechos durante décadas. No se les pagan
sus imposiciones previsionales, trabajan sin contratos y en actividades
para las cuales no están capacitados. Por eso, la nueva normativa
intenta regular esta situación que es extensiva en todas las
actividades productivas.
Así lo demostró la Encuesta de Empleadores (ENCLA) de 2002, que indicó
que más de la mitad de las compañías afirman haber recurrido a terceros
para adquirir personal de trabajo y que, lejos de ser una práctica poco
utilizada, irá creciendo en los próximos años. La llamada gran empresa
tiene la mayor proporción de contratos bajo este régimen, alcanzando a
las tres cuartas partes de su mano de obra, mientras que la
microempresa tiene un personal subcontratado inferior al 30%. Esto
demuestra que entre mayores sean las ganancias brutas del negocio,
existe más desigualdad y desregularización en el mercado laboral.
El sector con mayor cantidad de problemas es la agricultura con un
76,4% de mano de obra subcontratada. Sin embargo, el panorama es peor
cuando se agrega el irregular sistema de temporeros y la marcada
desprotección que sufre el trabajador, por ejemplo, estar expuesto a
los distintos plaguicidas que se usan.
En definitiva, la gran empresa -que genera apenas el 20% de los puestos
de trabajo- es la que más recurre a la externalización de mano de obra.
Por esta razón, la nueva ley pretendía establecer una relación
solidaria entre la empresa contratista y la subcontratista para
proteger a los trabajadores en el caso del no pago de sus derechos. Sin
embargo, la UDI y RN, los dos partidos políticos de derecha que
conforman la Alianza por Chile, impugnaron este artículo ante el
Tribunal Constitucional, que finalmente lo vetó.
Mientras el senador UDI Pablo Longueira se reunía con la directiva de
la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) para ofrecer talleres de
capacitación en liderazgo sindical, rechazaba junto al senador
derechista Andrés Allamand un artículo de vital importancia para la
protección de los trabajadores. Así, la Alianza por Chile resguarda a
los grandes conglomerados económicos y deja en el total desamparo a los
trabajadores, demostrando nuevamente qué intereses defiende la derecha.
Marcel Claude
Rel-Uita